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Educar la interioridad

Ángeles Jiménez [@AngelesJH2015].- ¿Cuáles son las claves que están operando en la sociedad del Siglo XXI?, ¿cuál es el nuevo escenario pedagógico?, ¿cuáles son los contenidos, objetivos, metodologías y claves, los ejes vertebradores de nuestra vida interior? Estas preguntas son imprescindibles para poder iniciar un nuevo camino educativo que responda a las necesidades actuales, un camino hacia la educación de la Interioridad.

Si deseamos iniciar un proceso interior, debemos escuchar y atender aquello que se está produciendo en un nuevo momento histórico. Quizá uno de los mayores errores que podamos cometer sea repetir y reproducir aquello que antes sirvió, sin tener presente que es un nuevo tiempo. No se tratará, por tanto, de “rehacer” sino de “transformar” las prácticas, los accesos y los canales que hasta ahora han sido válidos y necesarios.

Educar la interioridad no es una moda sino la respuesta a una búsqueda de mayor amplitud, son tiempos nuevos que requieren lenguajes nuevos. Los nuevos paradigmas nos anuncian un tiempo diferente ya presente, en el que debemos estar preparados para poder ofrecer nuevas estrategias de comunicación a las generaciones más jóvenes, que buscan nutrir su recorrido interior.

Es verdad, que para cualquier persona lo vivido es más importante que lo aprendido. Hacemos cosas (rituales, costumbres,…) y creemos en cosas (dogmas, fe,…etc) que no necesitan pasar por nuestra experiencia. Son válidas porque racionalmente las asumimos y así nos las han transmitido. Esta es la gran distancia respecto a nuestras generaciones más jóvenes. Hemos pasado de la sociedad del esfuerzo a la sociedad del afecto.

Aunque en el diccionario de la Real Academia la interioridad se define como “cualidad interior”, sí merece la pena ahondar en este contenido para profundizar más y liberar este concepto de su opuesto “exterioridad”. No es la interioridad lo contrario de “exterioridad”, sino una dimensión humana esencial y complementaria, a la vez. Esencial en cuanto que es lo que le constituye como persona, y complementaria ya que no es opuesto sino parte de un todo en el que no hay dos caras o dimensiones.

La búsqueda interior tiene siempre como objetivo el encuentro con la esencia desde la que se descansa de forma armónica. Más allá del sosiego, la paz o la quietud, la búsqueda interior es la única forma de comprenderse y habitarse.

La interioridad, la mirada interior se centraría en el “conocimiento de uno mismo”, desde la experiencia religiosa, la interioridad es “el conocimiento de Dios” pero desde una mirada ontológica, la interioridad es “la experiencia de sentirse habitado”.  Un mundo tan utilitario como en el que vivimos y tan muchas veces manipulado, necesita cultivar con urgencia ser más profundo.

Sin duda, las estrategias educativas han de situarse entre educar para el éxito, la utilidad y la eficacia o educar para el “encuentro íntimo con uno mismo” y, por ende, con lo profundo de los demás. En este sentido, hoy se necesita más que nunca una nueva experiencia de interioridad favorecida por el recogimiento y el silencio, más allá del “me gusta” o “me apetece”. Es en el “hombre interior” (como relataba S. Agustín) donde se puede descubrir un nuevo modelo de leer y de vivir para no vivir como huéspedes de nuestra propia casa.

Vivir una cultura de interioridad tiene que ver con educar para el silencio y la libertad. La búsqueda de la verdad, la calma y el amor tienen que tener como sustento ese “maestro interior” que permita ser lo que realmente somos.

Educar la interioridad debe tener una doble acción. Por un lado, posibilitar que emerja aquello que brota del interior y, por otro lado, canalizar este aprendizaje hacia un potencial que favorezca el crecimiento personal. Sacar de dentro (“educare”) y conducir (“educere”). Sabiendo siempre que “lo interior” es una realidad inacabada que siempre está por construirse.

Entre las necesidades educativas actuales podemos destacar

  • ESCUCHA ACTIVA.
  • ATENCIÓN PLENA.
  • SILENCIO CONSCIENTE.
  • CULTURA DE LA PAUSA.
  • EXPERIENCIA UNIFICADA.