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Convivencia de Adviento

“CRISTO: LUZ, PAZ Y VIDA”
El pasado Viernes, y en la Capilla del Seminario Diocesano, la Fundación Diocesana de Enseñanza “Santa María de la Victoria”, con muy pocas horas de adelanto, recibía al Adviento, y con él, un nuevo Año Litúrgico.
Previamente, en la Casa Diocesana de Espiritualidad pudimos saludar a los compañeros y compartir un rato de animada charla en torno a una humeante taza de café. Que por cierto nos sentó muy bien, pues la tarde, climatológicamente hablando, no era de lo más acogedora.
Tras compartir las pastas y el café fuimos pasando a la Capilla del Seminario. Allí, como parte integrante de la Iglesia Diocesana de Málaga, pudimos unirnos al Santo Padre, Benedicto XVI, y con él a la Iglesia Universal, en una Vigilia especialmente dedicada a la “Vida Naciente”.
La celebración estuvo presidida por el Director Espiritual de la Fundación, nuestro querido D. Felipe Reina. La ceremonia resultó sencilla y elegante, sobria y solemne a la vez. Tras la bendición de la tradicional Corona de Adviento, se procedió a encender la primera de las cuatro velas que simbolizan las cuatro semanas que anteceden a la Navidad.
Acto seguido, el celebrante expuso en una custodia, a la vista de todos, al Santísimo Sacramento. El deseo de que Jesús nazca pronto en nosotros, Marana Thá, quedó manifestado en una serie de invocaciones acompañadas de un sencillo gesto, echar incienso en las calientes brasas del incensario para que el aroma subiera hasta el cielo, al igual que las invocaciones.
El rezo del Santo Rosario, concretamente de los Misterios Gozosos, fue desgranándose junto a la oración personal de cada uno. Una pedagógica homilía de D. Felipe, y un conjunto de súplicas, todas referidas a la vida naciente, nos fueron llevando al momento central de la celebración.
De rodillas ante Dios, un compañero, en nombre de toda la Fundación, rezó la “Oración por la vida” de la Encíclica “Evangelium vitae”. A continuación, la solemnidad del Tantum Ergo, y por ende del Gregoriano, nos unió a todos en un canto de adoración a Jesús Sacramentado.
Tras el canto, el silencio y con el, Jesús hecho un sencillo y simple trozo de pan, alimento único de nuestras vidas, se derramó sobre nosotros dándonos su Santa Bendición. Medicina sin igual que nos libera de nuestras debilidades y nos da unas tremendas ganas de hacer las cosas bien, como Él quiere.
Por cierto, que el Patronato, siempre pendiente de sus profesores, nos ha proporcionado este año un reconstituyente magistral. Concretamente, nos han regalado una caja del conocido fármaco “Nadie tiene Amor + grande”, cuyo principal principio activo es la Cruz.
Farmacéuticos expertos nos entregaron el mencionado fármaco mientras la asamblea cantaba alegra y esperanzada: La Virgen sueña caminos.
Nosotros, que soñamos y esperamos la Buena Nueva, abrimos las puertas de nuestro corazón para que el Niño, que está muy cerca, nazca en el.
Hemos puesto algunas fotos en la Galería de imágenes.