Carta abierta a la consejera de Educación de la Junta de Andalucía
Querida Consejera:
En nombre de la Organización que represento, y en el mío propio, quiero compartir contigo una reflexión, sincera y abierta, acerca del delicado escenario que estamos viviendo, fruto de la profunda crisis económica que nos atenaza y en línea con la colaboración que siempre hemos mantenido con esa Consejería.
De hecho, lo sabes bien, esta disposición al diálogo no es nueva, en mi última carta te decía que “no se nos puede negar nuestra apuesta clara y decidida por una educación de la máxima calidad, aún a pesar de las dificultades por las que atravesamos. De aquí que abriguemos con ilusión la esperanza de afrontar, juntos, y sin desmayo, los retos que en materia educativa estamos empeñados en alcanzar desde hace tiempo. Razón por la que te ruego encarecidamente que, a la mayor brevedad, nos concedas una entrevista para exponerte la situación en la que nos encontramos,…”.
Pues bien, han pasado tres meses y aún estamos esperando tu respuesta, ¿…? Mas no es el reproche lo que me mueve a escribirte, sino la extrema gravedad del momento que vivimos y la falta de diálogo que estamos padeciendo. En honor a la verdad, es cierto que hemos mantenido diversos encuentros tanto con el Viceconsejero como con la Directora General de Planificación y Centros, en los que hemos expresado nuestras inquietudes y hemos revindicado, una y otra vez, la necesidad de un diálogo constructivo, que sí hemos echado en falta.
Se está, o mejor dicho, imagino que sois conscientes de estar gobernando a golpes de Órdenes, Decretos e Instrucciones,… sin atender a razones o a lógica alguna, sino, si me apuras, animados por puros intereses partidistas o políticos. Sí, ya sé que es el Gobierno quien está marcando la “hoja de ruta”, por ello hago también extensiva esta carta al Ministro de Educación, José Ignacio Wert. Porque nos consta que no estáis conformes con estas iniciativas que tenéis que aplicar, al venir impuestas por Reales Decretos Leyes, que supuestamente invaden competencias autonómicas.
Por ello me voy a remitir a la última Orden de la Consejería, como simple botón de muestra. Me refiero a la Orden de 25 de julio de 2012 (BOJA del 30.07), por la que se fijan los importes retributivos del profesorado de la enseñanza concertada al amparo del Real Decreto-Ley 20/2012, de 13 de julio, y del Decreto-Ley 3/2012, de 24 de julio, por el que se modifica el Decreto-Ley 1/2012, de 19 de junio, así como los importes de los complementos retributivos establecidos por la Comunidad Autónoma correspondientes al año 2012, según Acuerdo de 2 de julio de 2008.
Esto es un dislate que no se puede consentir, máxime cuando en otras Comunidades autónomas se ha procedido de otra forma menos “provocadora”. Mal, muy mal, Consejera, perdona que te lo diga, pero este no es el camino. Y ello, por dos razones fundamentales:
La primera porque, aún partiendo del supuesto que “no hay otro remedio que aplicar las disposiciones del Gobierno”, todavía le queda margen a la Comunidad autónoma para hacerlo de forma distinta, menos agresiva y más racional. Y, la segunda, por nuestra responsabilidad educadora, pues a unos y a otros nos corresponde instruir a nuestros trabajadores con claridad y sinceridad, de tal suerte que éstos puedan comprender con lógica meridiana el porqué de las cosas. Y, como es fácil comprobar, no se está haciendo ni lo uno, ni lo otro.
Además de infringir un tremendo castigo a la ya de por sí desesperadamente castigada escuela concertada en Andalucía, puesto que las medidas adoptadas suponen un injusto varapalo a un profesorado que, de esta forma, se ve más agraviado respecto de sus compañeros de la mal llamada “pública” (puesto que educar es en sí un servicio público); y, por cuanto, además, implican “meter el dedo en el ojo” de la patronal, al tocar las tablas salariales que no son, ni pueden ser, “ajustadas” por disposición legal alguna, al devenir de una negociación colectiva en la que, la Administración, no es parte; y, que, por esta “gracia”, al romper unilateralmente las reglas del juego laboral, por el conflicto que se genera, entraremos de lleno en la vía jurisdiccional, con todo lo que ello conlleva de ralentización, tensión y desgastes innecesarios.
Pero esta medida no es única y aislada, sino que viene a sumarse a todos los recortes practicados por la Consejería en los últimos años a la escuela concertada: reducciones salariales; bajada, no actualización y retrasos en la partida de “Otros Gastos”; reducciones en conciertos, convenios o suspensión de convenios (Infantil, Escuelas Hogar, etc,…). Aunque de todo esto hablaremos en otro momento.
Vamos a ver, Consejera, con toda sinceridad, somos conscientes y nos duele tremendamente el sufrimiento de tantas familias en un País con casi seis millones de desempleados, con las que nos solidarizamos. De igual modo que sabemos que la actual crisis económica no es imputable a unos o a otros, sino que la hemos generado entre todos. Cada uno de su implicación personal o institucional, por acción u omisión, no vamos a entrar en ello. Pero, evidentemente, aquí nadie está exento de responsabilidad y, por esto mismo, desde la nuestra, si bien asumimos la parte alícuota que en justicia nos corresponda, ello no puede conllevar que alcemos la voz y que expliquemos a los padres, a los profesores, a la sociedad en su conjunto y a quienes son sus responsables políticos dónde nos encontramos y a dónde queremos llegar.
Por todo ello, resulta inaplazable alcanzar un pacto –no ya por la educación, que continua siendo una asignatura pendiente–, sino uno global, en el que con la participación de TODOS se puedan poner los medios adecuados para salir de la crisis, sin vencedores, ni vencidos, buscando una salida justa y equitativa, desde la que sea posible construir una sociedad más sostenible, emprendedora, libre y solidaria. Pero, en todo caso, dando ejemplo. No se puede partir siempre de abajo hacia arriba.
El cinturón, es verdad, hemos de apretárnoslo todos, de igual forma que todos hemos de arrimar el hombro, pero la carga no puede caer siempre sobre los mismos, los más débiles. Las medidas, en todo caso, han de ser proporcionadas, responsables y solidarias.
Con el mejor ánimo de colaboración ahí llevas esta reflexión, con la confianza que no caiga en saco roto y, al igual que en muchas otras ocasiones –a la Historia me remito– los andaluces hemos sido capaces de afrontar y salir airosos de situaciones difíciles y complicadas, también en esta ocasión, si nos lo proponemos, podremos y seremos capaces de volver a hacerlo y de aportar a “España y la Humanidad”, el fruto de nuestra capacidad emprendedora y resolutiva.
Al tiempo que quedo a la espera de tus noticias, aprovecho la oportunidad para enviarte en nombre del Presidente, de la Junta Directiva de Escuelas Católicas de Andalucía y en el mío propio, un cordial saludo, junto a un fuerte abrazo,
Francisco José González Díaz
Secretario Regional Escuelas Católicas