Evangelio del domingo
Lectura del santo evangelio según san Juan.
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al
amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el
pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los
escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en
adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: – «Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La
ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú,
¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y
poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el
dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se
incorporó y les dijo: – «El que esté sin pecado, que le tire la
primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno,
empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la
mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó
y le preguntó: – «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?;
¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: – «Ninguno,
Señor.» Jesús dijo: – «Tampoco yo te condeno. Anda, y en
adelante no peques más.»
Palabra del Señor.