Ayúdame Señor
Ayúdame, Señor, a buscar mi rostro,
a descubrirme por dentro,
a aceptarme como en realidad soy.
Ayúdame, a aguantar mis miedos,
mis inseguridades,
a superar mis fracasos
y salir de mis derrotas.
Ayúdame a seguir adelante y no volver atrás,
a superar mis desánimos
y mis desilusiones.
Ayúdame a saber comenzar cada día: ¡siempre!