Su Misericordia llega de generación en generación
Bajo este lema, celebramos la XXIX edición del Encuentro Diocesano de Juventud (EDJ). Un motivo para alegrarnos y proclamar públicamente la grandeza de Dios, que como Padre Bueno, nos ama con locura, y nos perdona y salva con misericordia infinita.
Este año, de manera muy especial, nos hemos venido preparando desde el viernes, con la vigilia de oración con motivo de la llegada del icono de la Inmaculada Joven, cuyo paso por las distintas localidades nos anima a la participación y preparación de las Jornadas Mundiales de Jóvenes que se celebrarán en julio en Cracovia, Polonia.
El Amor misericordioso que experimentaron nuestros acompañantes, se manifiesta de nuevo en nuestros jóvenes y adolescentes, que mediante tres talleres profundizan en tres aspectos de la misericordia:
• El Gozo de la Misericordia en el que se reflexiona sobre el Sacramento de la Reconciliación.
• El Rostro de la Misericordia cuyo eje central es la Profesión de fe de la Iglesia, la oración por el Papa y la contemplación del rostro de Cristo.
• El Pan de la Misericordia que culmina con la Eucaristía.
El obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, nos animó a ser misericordiosos como el Padre, como fruto del encuentro con Jesús resucitado que nos salva, adorándole sólo a Él, y no a nuestras otras tentaciones diarias que nos alejan de la práctica de la misericordia.
Durante el viernes y el sábado, nuestros alumnos de los colegios de Fundación Victoria han estado conviviendo en el Colegio Cardenal Herrera Oria, preparando este encuentro. Su experiencia ha sido gratificante, y progresiva. Han experimentado cómo Jesús transformaba sus redes, en otro tipo de redes. También han crecido en unión, en capacidad de compartir, de confiar y de comunicar sus metas más profundas, y todo esto integrado con los juegos, canciones, dinámicas y gymkanas.
También los animadores del MovimientoSMV han experimentado este crecimiento, y esta continuidad, hasta el punto de poder hacer realidad “Su Misericordia llega de generación, en generación”, como pronunciara María en el cántico del Magnificat.