Amira Salah vive en Málaga desde hace 15 años, aunque nació en Melilla. Es madre de dos hijos que estudian en el colegio San Patricio. Su situación económica explica Amira, es acomodada. Su marido es empresario y ella es ama de casa. «Por ahora vamos tirando, no me puedo quejar», señala.
Amira y su familia son de religión musulmana, y decidió matricular a sus hijos aquí tras una experiencia negativa en un centro público. «Se supone que en un colegio público están más acostumbrado a tocar distintas religiones, pero mi caso no fue así. Tengo que decir que aquí, en un centro católico, no se me ha puesto “el cartel” para nada», dice. El colegio San Patricio la invitó a ella y a su familia a ser parte del centro y no le pusieron impedimento alguno al ser de otra religión. «Cuando le expliqué a la directora, el motivo por el que quería traer a mi hijo aquí, ella me abrió las puertas. En el minuto uno en que pisé este colegio tuve el apoyo incondicional de todos los que colaboran en él. Ya parecía que me conocían de toda la vida». Amira y sus hijos afirman estar encantados con el colegio. La única palabra que tenía uno de los pequeños en su boca tras ingresar en el centro era: «Mamá, ahora ya somos felices». Amira nos cuenta emocionada cómo sus hijos se relacionan con los compañeros y se han adaptado perfectamente, como si hubieran estado aquí desde pequeños. Sus niños le dicen también: «Mamá, tendrías que haber dado este paso mucho antes».